martes, 1 de septiembre de 2015

3 de Septiembre

Seguridad e higiene

El estado de salud es la situación normal de todo ser vivo. La salud es el funcionamiento correcto de nuestro organismo, que está relacionado con un modo de vida en armonía con las leyes de la naturaleza. La salud se mantiene con el equilibrio orgánico, que incluye, además, el equilibrio energético, emocional, y psicológico.

Al estado le cabe tomar una serie de medidas encaminadas a la protección de la salud pública, partiendo del análisis demográfico y comprendiendo medidas legislativas que protejan a la mujer embarazada, los niños y los ancianos, el control de las enfermedades transmisibles con planes de vacunación obligatorios y la protección de los accidentados, mediante la creación y la organización de hospitales que cuenten con todas las especialidades médicas. Además, se debe contar con una infraestructura básica de saneamiento ambiental (servicio de agua potable y cloacas), y, lo que es muy importante con una educación integral.




La educación, según UNICEF, tiene dos bases fundamentales: el hogar y la escuela, que deben trabajar mancomunadamente para tener una misma orientación en esta materia, siendo el primer paso para que desde la infancia se creen hábitos de higiene.
En términos generales, sostiene UNICEF, existen algunos aspectos fundamentales relacionados con la higiene. Como tema básico está el de la salud, pero también es importante la integración social. Cuando los niños están en sus primeros años de vida escolar los grupos de amistades comienzan a formarse selectivamente, y uno de los elementos que más usan para discriminar es la higiene.

Para que un niño tenga las condiciones propicias para cultivar sus hábitos higiénicos y no presentar cuadros infecciosos, es fundamental que en la cocina existan los "más altos niveles de limpieza, y que se limite a lo estrictamente necesario el contacto con ambientes cerrados donde muchas personas respiran el mismo aire".

Los padres, como referentes naturales del niño deben dar el ejemplo, manteniendo el hogar limpio, aseado y ordenado. Los hábitos de higiene deben inculcarse desde la más temprana edad, en forma diaria, dando instrucciones claras y simples, en un proceso interactivo, teniendo en cuenta que los niños imitan las acciones de sus progenitores. El niño debe contar con un ambiente adecuado para él.
Los elementos de aseo personal deben estar a su alcance y él debe saber dónde encontrarlos. Por ejemplo:  el papel higiénico, la pasta y el cepillo dental, el jabón y su toalla.
Siempre el momento de higienizarse debe ser grato, vinculando los padres el placer y el bienestar con la acción de higienizarse.


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