¡Buenos días! Espero que se encuentren muy bien. Hoy quiero compartirles unas hermosas poesías del escritor Gustavo Roldán. En la biblioteca del colegio hay muchos libros de su autoría, cuando nos volvamos a encontrar, les recomiendo leerlos. Además de escribir cuentos e historias, Roldán escribió poesías, en su libro titulado "Dragón" ilustrado por Luis Scafati, (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1997), tapa del libro:
Bendición de Dragón:
Que las lluvias que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te sean propicios y corran para el lado que quieras navegar.
Que las nubes cubran el sol cuando estés solo en el desierto.
Que los desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar. O que encuentres esas plantas mágicas que guardan en su raíz el agua que hace falta.
Que el frío y la nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Qué nunca te falte el fuego.
Que nunca te falte el agua.
Que nunca te falte el amor.
Tal vez el fuego se pueda prender.
Tal vez el agua pueda caer del cielo.
Si te falta el amor, no hay agua ni fuego que alcancen para seguir viviendo.
Llanto de Dragón:
Los dragones también lloran.
No es frecuente, porque no les gusta llorar.
Pero a veces lloran.
Lloran cuando nadie los ve, por eso no hay quién crea en el llanto del dragón.
Entonces crecen los ríos y desbordan, incontenibles; los mares se alborotan y las olas golpean en las rocas de las orillas bramando de desasosiego y de furia.
Los dragones lloran silenciosamente, vertiendo tristes lágrimas, infinitas lágrimas tristes, que hacen surcos en la tierra y caen al río y caen al mar y los ríos y los mares se encrespan y crecen y desbordan.
Entonces los dragones vuelan hasta lo más alto, para no llenar de lágrimas la tierra. Pero no resuelven nada, porque las lágrimas ahora son una inmensa lluvia que sigue mojando la tierra y llenando los mares.
Al final dejan de llorar. Nunca se sabe por qué. Como tampoco se sabe por qué comienzan a llorar.
Son cosas de dragones nomás.